César Galicia, mucho más que Hiperrealismo.

La estética hiperrealista genera opiniones encontradas, para el común de los mortales no nos es ajeno su desbordante realismo mimético, más real aún que la propia realidad y sin embargo en los círculos artísticos y en especial para la crítica artística ha sido muchas veces desestimada e incluso considerada una hermana menor de la fotografía. 
Como todas las opiniones y formas de hacer son válidas, hoy os muestro la obra de un artista, que se mueve dentro de las realidades posibles dentro de la realidad. Su obra es mucho más que hiperrealista. Juzgad vosotros mismos.





César Galicia nació en Madrid en 1957, empezó estudiando Derecho y continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, realizando a la vez cursos de urbanismo, conocimientos estos que le serán más tarde de gran utilidad para captar paisajes de obras, ciudades y pequeños detalles de lo cotidiano. Amplía sus estudios en Estados Unidos, donde experimenta con el hiperrealismo. Su primera exposición individual la realiza en la Galería Staempfli de Nueva York, y en esa ciudad establece su residencia. A lo largo de los años a acumulado gran cantidad de exposiciones internacionales y sus obras están en museos de todo el mundo estando considerado como uno de los artistas que mejor ha sabido evolucionar el hiperrealismo americano.


Sus obras transmiten lo que se ha dado en llamar la mística urbana, encontrando la belleza en los graffiti de los muros, en las esquinas de las calles, en los objetos abandonados, donde descubre simultáneamente desolación y libertad.
 Su extraordinario dominio de la técnica le permite reconstruir minuciosamente la apariencia de la realidad, poniendo la máxima dedicación en los brillos, las texturas y los colores de objetos comunes.


Más información sobre su obra en su web oficial; http://www.cesargalicia.com









En palabras del autor:

Mi verdadera vida se encierra en mi estudio. Allí es donde yo, ajeno al mundo exterior, transformo en formas y colores mis sentimientos; me embriago con esencia de petróleo, trementinas, y otras mezcolanzas. 


Allí es donde reflexiono y me trazo nuevos caminos estéticos por los que discurrir, desviados de lo tradicional, y trato de liberarme completamente de las trabas más artesanales de mi trabajo, y así desempeñar una función más próxima a lo intelectual, lo cual me crea grandes problemas de conciencia, pero que al mismo tiempo me abre nuevas autopistas de sensaciones, y me hacer dudar de otros tipos de discursos más afines a los manuales mas tradicionales de la historia.




Nuevas sensaciones que forman parte de una época convulsionada de búsqueda de nuevos lenguajes, donde la técnica y tecnología nos llevarán inexorablemente a fronteras hoy impensables y que hacen que los artistas figurativos que no queremos quedar descontextualizados y reducidos a un ámbito localista, nos subamos a ese tren evolutivo que nos acerque más a la escena internacional. 

Un periodo que aún a riesgo de abrir más la brecha existente entre artistas y el público está basado en la unidad de sentimiento de muchos artistas de diferentes ramas del arte, que buscamos nuevas herramientas con que expresarnos.



En mi estudio es donde me preparo a sabiendas de que lo nuevo va a encontrar resistencia y de que su aceptación constituirá una etapa más de este largo recorrido que me he trazado. En este sentido y con el máximo de humildad, creo que mi lenguaje estético puede parecer agresivo incluso extravagante, y quizás la visión de mi obra pueda propiciar alguna confusión óptica al espectador, pero nunca nadie podrá decir que no forma parte de mi vida interior, de mis convicciones mas profundas, estando seguro que el público sabrá absorber su esencia, proporcionándole el disfrute de una experiencia de gran intensidad emocional.




En mi universo los presupuestos hiperrealistas no son ajenos a las vanguardias y a las nuevas tendencias pictóricas, sino por el contrario, aunque mantengo el tradicional estudio del natural y el dibujo, lo supedito no sólo a la apariencia de personajes, objetos y paisajes, sino también a su realidad conceptual, dándose así el adagio de que "nada se parece menos a lo real que la realidad misma". En ese sentido tengo la sensación de estar trabajando al margen de la vanguardia y la retaguardia y sólo por y para el progreso y a la santa verdad de la existencia.





Mucho más que la vista, o que los pensamientos; se necesita un alma partícipe y consciente para entender lo que sucede de puertas de mi estudio para dentro. La reconstrucción de los artefactos en un procero de dentro hacia afuera, lo que me hace incluso pintar interiores de aparatos que nunca se verán, me lleva a un concepto de la realidad como exceso, poniendo en marcha un mecanismo visual de las cosas y el conocimiento intrínseco que tenemos de ellas, de esa manera me acerco a un mundo más objetivo y distante del tiempo y el espacio y por tanto imposible.




El virtuosismo y la asepsia de la técnica no son más que elementos en el tipo de lenguaje que utilizo, y no pueden tener mas importancia que la propia sintaxis de la obra.

Las angustiosas referencias humanas y mi rebelión contra todo lo establecido y el poder político, me han hecho estar al margen de la dialéctica "vanguardia" - "retaguardia" y seguir circulando a contracorriente, padeciendo así esa sensación de morir cada día en este proceso de ejecución pictórica.



Más información e imágenes de su obra en su web oficial; http://www.cesargalicia.com
  

Comentarios