Caspar David Friedrich el Romanticismo y la naturaleza Sublime.

Caspar David Friedrich nació en 1774 en la ciudad de Greifswald (Alemania), que por entonces pertenecía a la corona sueca. Durante los primeros años de su vida vio cómo varios miembros de su familia morían. Quizás la pérdida más traumática se produjo cuando su hermano Johann Christoffer se ahogó intentando salvar al propio Caspar David, que se había hundido en el hielo. Estas muertes influirían mucho en su obra artística.
(Aconsejo ampliar las imágenes para disfrutar de toda su belleza)


Selección de obras homenaje a Caspar Friedrich, 
con la música de fondo de Franz Schubert.


Desde temprana edad su formación estuvo orientada hacia las Bellas Artes, en 1794 entró en la Real Academia de Arte de Copenhague, una de las mejores de Europa en aquel momento. Pronto viajó a Dresde, cuna del movimiento romántico alemán, donde conoció a destacados artistas y escritores: Philipp Otto Runge, Ludwig Tieck, Novalis, Heinrich von Kleist, etc.



En 1808 pintó La cruz en la montaña, lienzo que le aportó un reconocimiento público inesperado a pesar de la fuerte polémica que despertó lo novedoso de sus planteamientos. Poco después llegó Monje a la orilla del mar y Ruinas del monasterio de Eldena, con los que comienzan los años de mayor proyección de su trabajo artístico. 


Desde el levantamiento del pueblo de Dresde contra Napoleón, tras la derrota de este en la campaña rusa, Friedrich se vinculó activamente con los círculos políticos de corte liberal y republicano. A los 44 años se casó con Christiane Caroline Bommer, que hizo de modelo de sus cuadros en numerosas ocasiones. Tuvieron tres hijos. Murió en 1840 en Dresde.





La visión del mundo desde la óptica Romántica.

Pocos años antes del nacimiento de Friedrich, en 1769, Johann Gottfried Herder, filósofo, teólogo y crítico literario alemán, se hizo a la mar en Riga en dirección a Francia, el viaje fue iniciático, las ideas que le asaltaban mientras navegaba pueden constituir el comienzo de lo que hoy llamamos el Romanticismo alemán. En la soledad que le proporcionaba el océano, engendró una nueva forma de observar y comprender lo que le rodeaba, una intensísima forma de sentir y trascender la realidad y de abarcar la enormidad de la naturaleza que le rodea.





Esta “nueva” dimensión de la naturaleza venía determinada por los grandes descubrimientos renacentistas. Debemos pensar que el descubrimiento de América y los cálculos del universo que llevó a cabo Copérnico en los albores del siglo XVI habían multiplicado la extensión de nuestro planeta de forma exponencial de golpe. En la pintura romántica el paisaje deja de tener necesariamente la presencia del hombre; el paisaje es el protagonista absoluto, o, más bien, el protagonista es el gran abismo que existe entre la pequeñez del hombre y la grandiosa naturaleza. El hombre del Romanticismo siente vértigo, se siente insignificante ante tanta desproporción, la inmensidad de la naturaleza le produce algo a medio camino entre la melancolía y el terror. La visión bucólica y tranquila del paisaje romántico es un error. La contradicción, el desasosiego y el desconcierto son sus protagonistas. 



El hombre romántico encuentra en la naturaleza al Espíritu Supremo. La experiencia que quiere transmitir Caspar David Friedrich tiene un carácter religioso. Friedrich llega a afirmar: “El pintor no debe pintar sólo lo que ve ante sí, sino también lo que ve en sí”. Su devoción religiosa le hacía acometer el trabajo de forma casi reverencial: lo divino estaba por todas partes... Dibujaba pequeños detalles con los que luego conformaba una realidad nueva, la interior. “Sus composiciones parten de lo singular y generan una mirada a un paisaje que no ha sido tomado así de la naturaleza, sino que se corresponde exclusivamente con la ‘visión interior’ del artista. Nos muestra su fe y su devoción a través de las formas de la naturaleza por sí mismas.




Comentarios

  1. Es justo la que más me gusta también a mí.La de las mujeres cosiendo la vela de Sorolla.
    Por otro lado,en esta entrada,los paisajes son increibles.Siendo muy realistas transmiten mucho más allá de la simple imagen.Me gustó.
    Un saludo!!

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  2. Por cierto,me encantaría ir al taller a aprender.Ser autodidácta es gratificante,divertido pero lento.Por desgracia no tengo demasiado tiempo por ahora.Acabo de empezar con Hª del Arte (sólo unas pocas de momento por la UNED).Eso sumado al trabajo y otras pescas...Bueno,quizás más adelante...

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  3. Hola Jose, gracias por tus comentarios, a mi también me encanta Friedrich, hay una profundidad en sus paisajes, en los cielos que me evocan el expresionismo abstracto de Mark Rodko, salvando las distancias, que son muchas tanto en estilo, motivación y época, pero esa profundidad en los fondos me lo evocan. Por cierto en cuanto a lo de venirte por el taller, estás invitadísimo, tengo un horario muy flexible, mañana y tarde y me adapto muy bien a los horarios de los alumnos, lo que te aseguro es que te encantaría, se aprende a dibujar a pintar y nos contagiamos del entusiasmo por el arte, es divertidísimo e intento que cada uno busque ese lugar que todos tenemos dentro de nuestra creatividad. Si quieres pásate un día por el taller, sin compromiso alguno, solo para que veas lo que hacemos, puedes contactar por teléfono, en el blog están los números. Y que bueno eso de empezar Hº del Arte, yo tuve muy buenos profesores en BBAA pero no descarto hacer algún día la carrera, me encanta!. Un saludo y gracias de nuevo por tu participación en el blog.

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  4. Guau, Jose, me transporta el texto...aunque no sé adonde, pero te agradezco la contextualización porque así entiendo mejor lo que veo y desde luego adquiere otra dimensión, si cabe. He pensado que sintieron en esa época de grandes descubrimientos y parece que hasta uno puede llegar a sentir ese vértigo del que hablan. Fascinante. Muchas gracias!

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  5. Gracias a ti por tu comentario Miriam siempre tan creativa con las palabras.
    Un besote
    mJose

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