Cuando los barrancos corren

¡Cómo me gusta ver llover!, este año me he dado una enorme zampada de lluvia, han habido muchas ocasiones para disfrutarla y sufrirla, claro, desde mi punto de vista, hay varias formas de enfocar la lluvia, desde el engorro que supone, la incomodidad y toda esa parte de chapoteos, barros y demás , o desde el punto de vista romántico, que es el que a mi me gusta: la lluvia con su sola presencia ya crea un ambiente que invita a reflexionar, a recogerte a pararte, a observar,.... me gusta ver llover tomando un café y mirando por la ventan a lo Virginia Woolf, pero también mientras conduzco o cuando vas caminando por la calle y te vas mojando la cara y lo disfrutas, te da igual si te mojas, total de aquí al coche hay un rato, para que voy a correr, respiro y disfruto, en esta ocasión fue así, me tocó perderme por Santa Cruz a ver a un angelito bailar y me encontré con un panorama muy familiar para mí, los barrancos corriendo llenos de agua... siempre me recuerdan a la niñez.... Será porque me crié cerca de un barranco y cuando corría se hacía oír fuerte e imperturbable, la fuerza de la naturaleza decía mi padre.

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